Es evidente que a medida que pasan los años la piel va sufriendo modificaciones y la preocupación de todas las mujeres es mantenerla lo más joven posible. Pero, ¿qué rasgos son los propios de una piel madura? ¿Cómo podemos identificarla?
Las características principales de una piel madura son la pérdida de flexibilidad y elasticidad, su tacto más áspero y por la aparición de las arrugas.
¿Por qué ocurre esto? Las pieles maduras tienen disminuida su capacidad funcional, ya que las células se regeneran de forma mucho más lenta. Estas dos cosas tienen como consecuencia una piel más sensible a los factores medioambientales, a los malos cuidados, a la mala alimentación a la falta de sueño, al estrés, entre otros.
El fotoenvejecimiento también es un motivo recurrente, ya que acelera la aparición prematura de lesiones en la piel, debido a que el sol es uno de los principales causantes del envejecimiento prematuro.
Aunque una persona de unos 35 años no se considera mayor, esta es una buena edad para empezar a cuidar la piel con más atención, para prepararla y prevenir daños futuros más difíciles de solucionar.
Así que, no pierdas detalle porque los próximos posts hablaremos sobre cómo cuidar las pieles maduras y sobre nuestra línea para tratar estas pieles de una forma óptima
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