Después de unos días de tregua climatológica conocidos como veranillo de San Martín, el otoño se ha instalado con fuerza. La bajada de temperaturas puede poner de manifiesto algunos problemas cutáneos. Para evitarlos, es importante que prepares bien la piel con algunos tratamientos de belleza. ¡Toma nota!
¿Cómo afecta el frío en la piel?
El frío puede afectar a la piel de muchas maneras. En primer lugar, puede provocar vasoconstricción en los capilares cutáneos y disminuir la irrigación sanguínea, hecho que dificulta la llegada de oxígeno y nutrientes a las células y, como consecuencia, la piel adquiere un aspecto apagado y desvitalizado.
Por otro lado, si las células no funcionan correctamente, el ciclo de renovación celular se ralentiza y se empiezan a acumular células muertas en la superficie epidérmica provocando sensación de tirantez y falta de confort. Además, la secreción sebácea natural que se encarga de lubricar y nutrir la epidermis le cuesta llegar a la superficie cutánea dejando la piel seca y mate.
En segundo lugar, las rojeces son otro de los problemas cutáneos que pueden aparecer con la bajada de temperaturas. El enrojecimiento puede ser generalizado o aparecer únicamente en pómulos o aletas de la nariz, en función del tipo de piel. Las pieles más débiles en épocas de frío son las secas y finas. Sea como sea, la aparición de enrojecimientos es un indicio de falta de protección, el manto protector hidrolipídico no está siendo suficientemente protector con la piel con lo que se deben extremar las medidas para protegerla. El enrojecimiento prolongado puede derivar en rosácea y ya estaríamos hablando de una afección dérmica severa.
Por último, las pieles que están en climas extremos en los que el frío constante en el exterior contrasta con las temperaturas altas de las calefacciones, pueden terminar sufriendo cuperosis visible e irreversible.
¿Qué rutina debes seguir para preparar la piel para el frío?
Para proteger la piel de la bajada de las temperaturas, te recomendamos seguir una minuciosa rutina de higiene diaria. Si en verano las texturas gel o jabonosas son más cómodas y agradables, con el frío las texturas en leche son las más recomendables porque lubrican la piel, respetan el manto protector y limpian la piel sin desequilibrarla.
Como tratamiento principal, una buena hidratación es la clave para mantener la barrera protectora y evitar que el frío desequilibre la piel. Dentro de las hidratantes existen diferentes formatos de tratamientos: unas únicamente lubrican y aportan agua mientras que otras establecen los mecanismos de hidrodinámica para que la piel retenga el agua y pueda abastecerse sola.
Para escoger el formato de hidratante perfecto, deberás tener en cuenta tu tipo de piel. Si tienes la piel sensible y quieres proveerla de agua, utiliza una hidratación en forma de crema. Si, por el contrario, tienes la piel mixta, decántate por una emulsión de textura más ligera. Y por último, si tienes la piel grasa, plantéate la opción de los boosters. Sea como sea, ¡protege siempre tu piel del frío y conseguirás que luzca un aspecto saludable!
Las esteticistas todos los dias le comentamos esto a nuestras clientas.
Yo para evitar las agresiones externas, tanto del frio como de los rayos del sol, suelo utilizar un poco de aceite de laurel junto a mi crema de día. La verdad es que se nota la protección extra que le da el aceite y mi piel lo agradece.