Las duchas tienen un simbolismo inevitable que va mucho más allá de la mera higiene: el autocuidado personal. Es ese momento del día en el que aparcas todos los pensamientos relacionados con responsabilidades y quehaceres y te concentras exclusivamente en darte amor. En estar ahí contigo. En mimarte. En tratarte como te mereces. Las consecuencias secundarias son geniales, como sentirte limpia o sentir que tu piel se encuentra en perfectas condiciones, pero lo importante son las sensaciones y el mensaje que te envías a ti misma. Ese que dice «me importo y me dedico tiempo». En concreto, tiempo para una rutina facial y de spa en la ducha. Te explicamos cómo llevarla a cabo.
Primer paso: la limpieza
Una buena ducha, ya lo hemos dicho, va más allá de la higiene, pero no olvidemos que no deja de ser un acto de limpieza, Por eso, en el caso del rostro, es clave dar con un gel adecuado para tu tipo de piel. Al fin y al cabo, una piel seca no responde igual a un ingrediente concreto que una piel sensible o que una piel grasa. Y viceversa. Tus necesidades son únicas. Ah, y no olvides retirar el maquillaje en profundidad con nuestro Bifásico Micelar, un producto ideal para proteger las zonas más sensibles del rostro. Puedes combinarlo con nuestro Aceite Micelar y con la leche en espuma nutritiva o el gel en espuma matificante para completar una limpieza íntegra. ¿Lo tienes? Hora de pasar a la exfoliación.
Segundo paso: la exfoliación
La exfoliación es esencial para eliminar las células muertas de la piel y promover la renovación de la piel. Y en Skeyndor somos conscientes de ello, por lo que hemos diseñado una línea llamada Spa Senses con múltiples exfoliantes avanzados como el Exfoliante de Aguas Termales, la Manteca Exfoliante de Sésamo y Aguacate, el Barro Exfoliante de Carbón o la Crema Exfoliante de Naranja y Albaricoque, cada uno de ellos con unos ingredientes específicos diferentes para satisfacer las necesidades de tipos de pieles concretas. ¿No sabes cuál te conviene? Acude a tu centro Skeyndor para un análisis de tu piel y nuestras expertas te recomendarán el exfoliante de ducha idóneo.
Tercer paso: el masaje
Los masajes ofrecen dos beneficios cuando están elaborados en base a fórmulas vanguardistas realmente efectivas, como es el caso de los que puedes encontrar en el catálogo Skeyndor. Por un lado, el beneficio específico de los ingredientes. Por otro lado, la mejora de la circulación. Es una manera muy sencilla de cuidarse. Y encima trae paz. La Vela de Masaje de Soja y Naranja (para los tratamientos de cabina), la Crema de Masajes de Cannabis, el Aceite de Masajes de Especies Indias, el Bálsamo de Masaje de Malaquita o la Crema Concentrada de Masaje de Bambú y Loto son algunas de las alternativas que tienes a tu disposición para llevar a cabo esta fase de la rutina de ducha. Nuevamente, déjate asesorar.
Cuarto paso: el extra de mimo
Lo bueno que tienen las fórmulas incluidas en la línea Spa Senses es que están elaboradas con ingredientes naturales e inspiran naturaleza, lo cual viene muy bien para tranquilizar el alma un poquito. A estas alturas de la rutina ya deberías estar calmada y conectada contigo misma y con los aromas a tu alrededor. Es el turno del producto final que remate el autocuidado: puedes elegir entre leches corporales como la creada a partir de orquídeas y rosas, envolturas como la de té verde o la de fango o los concentrados como el de diente de león y vara de oro, el de piel de naranja con cafeína o el de silicio orgánico, yuca y clorella. Es tu momento del día. Que nadie te prive de él.
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