Ya sabéis que en primavera es súper importante empezar a preparar la piel para los meses de más calor: a partir de ahora estaremos más expuestos de manera directa al sol y durante más horas (ya sea en la playa, en una terraza o dando un paseo). La fotoprotección es esencial para mantener la salud y belleza de la piel, independientemente de la época del año, el lugar o la actividad que se realice, pero con la llegada del buen tiempo, el sol es más intenso que en invierno y es importante que nuestra piel esté preparada y protegida. 

Cada estación deja su huella en la piel, y el invierno no es la excepción. Es común notar mayor sequedad, tirantez o sensibilidad debido a la combinación del frío exterior y la calefacción en interiores, factores que alteran su equilibrio y bienestar.

Seguro que ya lo sabes de otros años: llegada del frío, el cambio horario, el descenso de horas de luz… son elementos que pueden hacer que la piel se resienta. Esto se puede traducir en una falta de luminosidad y elasticidad a la que podemos ponerle freno con una buena alimentación, un poco de ejercicio y tratamientos que nos aporten aquello que nuestra piel necesita.