Como hemos comentado en alguna ocasión, existen muchos tipos de piel, más de lo que la mayoría piensa. Aunque desde Skeyndor te recomendamos que acudas a una especialista para que te diga qué tipo de piel es la tuya, vamos a explicarte un poco las características de cada piel, para que puedas hacerte una idea.
Empezamos por los tipos de piel según las secreciones, que son los más comunes. Todos hemos oído nombrar alguna vez lo de tener la piel grasa, seca, mixta, normal y sensible.
1.-Piel grasa:
La piel grasa es la que tiene una mayor actividad de las glándulas sebáceas, que le dan un aspecto oleoso y poros abiertos. Para compensar, es más flexible. A su vez, existen varios tipos de piel grasa:
1) la seborreica, o con exceso de grasa, propensa al acné.
2) la deshidratada o mixta, que es grasa en la zona T –nariz y frente- pero en el resto del rostro se descama con facilidad.
3) la asfíctica, que se provoca por la mala utilización de los cosméticos, que cierran los poros y enquistan la grasa.
2.- Piel seca:
La piel seca es aquella a la que le falta hidratación natural y, por tanto presenta un aspecto seco y áspero, poco flexible y, en ocasiones, con grietas. La sequedad de la piel puede ser crónica (frecuente en pieles maduras) o temporal. Si es temporal, puede ser:
1) alípídica, con menor producción de grasa, aspecto mate y tacto áspero.
2) deshidratada, que se provoca por un resecamiento de la capa córnea (por ejemplo, por exceso de calor o frío).
3.- Piel normal, sensible, fláccida, tónica…
La piel normal es la idónea, ya que tiene un aspecto acuoso y oleoso equilibrado y bien constituido. No suele dar problemas, pero requiere mantenimiento para seguir así.
Por su parte, la piel sensible es aquella que tiene un umbral de tolerancia inferior al de una piel normal. Esto hace, por ejemplo, que reaccione ante el calor con incomodidad, tirantez y enrojecimiento. Es propicia a rojeces y al acné.
Aparte de estos tipos de piel más habituales, también existen diferencias, según si se tiene en cuenta la epidermis –piel gruesa o piel delgada– o la dermis –piel tónica (presenta tensión y elasticidad) y piel fláccida-. Por no mencionar pieles adolescentes, jóvenes, maduras… ¡un mundo!
Si con estos datos aún no estás segura de qué piel tienes, ya sabes: acude a tu esteticien y ella te quitará de dudas 🙂
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