El verano ya está aquí. Y los planes en la calle con mucha piel al descubierto para paliar el calor. Y las visitas a la piscina. Y las escapadas a la playa. Está claro: comienza una relación mucho más estrecha entre los rayos del sol y tu piel. Una relación peligrosa cuando no tomas las medidas adecuadas para proteger a esta última. Y ojo: no estamos diciéndote que te pases el verano metida en casa o que vayas con ropa de invierno una tarde de julio. No es sensato ni recomendable. Lo que queremos decirte es que sigas una serie de recomendaciones clave que no solo mantendrán tu piel cuidada y bonita, sino que además te protegerán de enfermedades de la piel. ¿Empezamos?

Usar un factor de protección alto

Los excesos casi nunca son buenos. Y lo mismo ocurre con tomar el sol: no te recomendamos abusar de ello, sino hacerlo de una manera más saludable, lo que implica tanto limitar el tiempo de exposición como utilizar una crema protectora solar con un factor de protección alto. Así podrás disfrutar de un estupendo bronceado este verano y lucir lo más monera posible sin poner en riesgo tu salud. En nuestra línea de fórmulas Sun Expertise encontrarás cremas protectoras SPF 50 con las que cuidarle al máximo. Es un consejo clave.

Reaplicar protección frecuentemente

Tan importante como el factor de protección solar es la frecuencia de reaplicación. Porque tienes que tener en cuenta que la efectividad de las cremas protectoras va desapareciendo conforme pasan las horas. Y sí, entendemos que estás en una terraza o en la playa la mar de a gusto sin ganas de andar poniéndote cremas por todo el cuerpo. Pero repetimos: el cuidado de tu piel de los rayos solares no es un juego y requiere por tu parte compromiso. ¿Cada cuánto? Lo aconsejable es que reapliques cada dos o tres horas. Todo depende del SPF de tu crema.

Hidratación, hidratación e hidratación

El 60% de tu cuerpo es agua. En serio. Así de importante es este elemento para los procesos de tu organismo. ¿Y sabes qué ocurre durante los meses de verano? Que se produce una mayor evaporación de ese agua. O dicho de otra forma: te deshidratas más. Por eso debes compensarlo con tomas de agua periódicas. ¡No te olvides! Ponte una alarma si es necesario. Ah, y recuerda incluir en tu rutina facial buenos productos hidratantes, como los que componen nuestra línea de vanguardia Power Hyaluronic. Elige el que mejor encaje con tu tipo de piel.

Una exfoliación completa

¿No te esperabas esto aquí? Es una recomendación que suele dejarse muy de lado y, sin embargo, es muy importante. Por un lado, porque las exfoliaciones preparan la piel para un bronceado más uniforme a lo largo del verano al eliminar la piel seca y escamosa. Por otro lado, porque  arrasa con las células muertas, lo cual genera una piel más radiante pero también una liberación de los poros, que pueden respirar mejor en un periodo en el que necesitan respirar intensamente. El sudor es compañero de viaje en estos meses del año.

Una dieta equilibrada

Cada uno de los nutrientes que introduces en tu cuerpo tiene una serie de funciones. Y una de las más potentes de las vitamina C y E es la de protegerte de los efectos del estrés oxidativo causado por los rayos UV del sol. No es cualquier cosa. Al fin y al cabo, la oxidación generada por los radicales libres es responsable del envejecimiento prematuro de la piel. Además, también te recomendamos comer alimentos ricos en betacaroteno como zanahoria o batatas para conseguir un tono de piel ligeramente más bronceado.

Tips adicionales que debes conocer

Tres consejos más que tienes que tener contigo este verano. Uno, y pese a seguir todos los pasos anteriores, no te pases con la exposición al sol y dale respiros a tu piel. Dos, no trates de broncearte de golpe en un día. Debe ser un proceso gradual. Nada de excesos con el sol. Y tres, proporcionarle a tu piel cuidados postbronceado como los que ofrece nuestra Emulsión Refrescante AfterSun o los que ofrece nuestro SOS Boost Reparador. Después de un día exigente tienes que mimarla. ¿Sí? ¡Pues feliz verano!

Imagen de @caarlagavilan