La falta de sueño hace que la piel envejezca de forma acelerada. Después de una noche en vela nos despertamos con ojeras, piel sin brillo, hinchazón facial, exceso de grasa o sequedad en ciertas partes del rostro. Y es que está demostrado que descansar menos de seis horas diarias durante una semana puede alterar a más de 700 genes.
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